Extraño ambiente (no) electoral

por Line Bareiro (CDE / Sakã)

Es difícil reconocer por el ambiente, la prensa, la televisión, las calles, que estamos a poco más de un mes de las Elecciones Generales 2023. El fin de semana del 18 y 19 de marzo parecía que comenzó la campaña electoral con dos actos de los candidatos del Partido Colorado a la presidencia de la República y a la Gobernación, y del candidato y la candidata de la Concertación y también el candidato liberal a la Gobernación. Pero además los candidatos de los dos sectores con mayores posibilidades de salir electos, según las encuestas, comenzaron a presentar aspectos de su programa de gobierno.

Sin embargo, dos días después debido al informe del Departamento de Estado de los EE.UU. sobre América Latina 2022, en la ANR se pidió la expulsión del embajador norteamericano y que el Presidente Abdo destituya a los ministros no colorados, aunque no haya ministros no colorados actualmente. Trataré de revisar brevemente lo que fue el ambiente del primer periodo democrático, con elecciones competitivas de la historia del Paraguay.

Apenas cayó Stroessner en la noche entre el 2 y 3 de febrero de 1989 y ya se convocó a elecciones para elegir al Presidente de la República y a diputados/as y senadores/as de la transición para el 1 de mayo de ese mismo año. Ciertamente, fueron elecciones semi competitivas (se sabía quién debía ganar), pero sin embargo, el ambiente fue electoral. Aún cuando esas elecciones se realizaron con la ley del stronismo según la cual el partido que ganaba la simple mayoría llevaba 2/3 de los escaños, la presencia pública en la prensa, en carteles, en la televisión de personas que habían luchado contra la dictadura daba un ambiente fantástico. Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) tuvieron diversas iniciativas y recuerdo muy especialmente a Decidamos, con una campaña de educación cívica masiva nunca vista hasta entonces en el Paraguay, con acuerdos con periódicos aparecían cuadernillos sobre cómo votar o qué es la democracia. Como se suponía, el 1 de mayo ganó la Asociación Nacional Republicana (ANR, Partido Colorado) y el consuegro de Stroessner, General Andrés Rodríguez, pasó a ser presidente y un estupendo y recordado parlamento de la transición dio las bases legales para la democratización del Paraguay.

Desde 1991 aprendimos de elecciones competitivas. Se había sancionado y promulgado por fin, una ley electoral democrática, la 1/90. Así elegimos a las y los intendentes municipales con un Paraguay variopinto. Hubo debates, afiches, equipos casa por casa, “sin cerveza y sin asado Filizzola ha ganado”, cantaban en la plaza aquel 26 de mayo. Asunción, Fernando de la Mora, Encarnación con intendencias de diferentes partidos. Sakã hizo observación electoral en 20 ciudades. Fue emocionante. El General Rodríguez reconoció, por ejemplo, la victoria de Yoyito Franco en Fernando de la Mora en base a nuestros datos.

En diciembre de ese mismo año elegimos a convencionales constituyentes. Cada partido, cada movimiento independiente, los pueblos indígenas, las feministas, los cooperativistas, en fin, la sociedad organizada trabajó su proyecto de constitución. En algunos casos fueron proyectos completos, en otros se pensó un artículo o un capítulo. La campaña electoral fue de contenidos de la primera constitución nacional democrática “por su origen, por su procedimiento y sus resultados”, pero es inolvidable igual que la ANR con su campaña de “Trabajo en primer lugar” ganó mayoría absoluta en la Constituyente. Se presentaron más de 100 propuestas ciudadanas, hubo organizaciones de la sociedad civil asesorando. Ciertamente, los pueblos indígenas no lograron los asientos reservados que propusieron al Congreso primero y a la Constituyente después, pero no faltaron nunca a las sesiones y finalmente fueron nombrados como asesores de la Convención Nacional Constituyente (CNC).

En las elecciones posteriores de 1993 en adelante, no faltaron los debates entre candidatos y candidatas, organizados por organizaciones de la sociedad civil, por la prensa y diversas iniciativas. A ello se sumaban las visitas casa por casa, los afiches, carteles y a medida que avanzaba la informática, las campañas en la Web. La construcción de la Justicia Electoral, conforme a la Constitución Nacional fue fundamental para avanzar. Asimismo, la activa participación ciudadana de múltiples maneras hizo que las campañas incluyeran a mucho más personas y organizaciones que solamente a quienes se candidataban.

En el proceso que estamos viviendo, las elecciones internas en una multiplicidad de partidos, movimientos y la concertación, desarrolló un clima electoral similar al de las elecciones de 1998, 2003, 2008, 2013 y 2018. Con luces y sombras, el Paraguay aprendió en sus 30 años de democracia a competir electoralmente, a desarrollar propuestas, a debatir.

La disputa electoral para las internas fue muy activa, con carteles en pueblos y ciudades y diversas formas de presencia de las candidatas y los candidatos. Parecía que la campaña electoral sería dinámica, como siempre. Pero a partir de las sanciones económicas norteamericanas al Presidente de la ANR, Horacio Cartes y al vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, hubo como una paralización. Algunos candidatos/as hacían propaganda individual, lo que es relevante a partir de la vigencia de las listas cerradas, no bloqueadas, con una preferencia. Pero la propaganda era principalmente individual.

Un punto especialmente llamativo a un mes y medio antes de las elecciones fue la paralización de un importante debate entre presidenciables. El Comité de Debate Presidencial 2023, integrada por Desarrollo en Democracia (DENDE), el Club de Ejecutivos del Paraguay, la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC), la Fundación CIRD y Horizonte Positivo, invitó a los dos candidatos mejor posicionados según las diversas encuestas, a un debate. El liberal Efraín Alegre, candidato de la Concertación, aceptó el debate, pero el candidato colorado, Santiago Peña dijo que participaría solamente si incluían a los 5 mejor posicionados en las encuestas. Los organizadores decidieron no llevar adelante el debate de esa manera. Pero inmediatamente Radio Ñandutí recogió el guante e invitó a debatir a los cinco mejor posicionados en las Encuestas. En este caso, Peña directamente no aceptó, Efraín dijo que participaría si todos participaban, Euclides Acevedo aceptó si lo hacían Peña o Alegre, en tanto que Payo Cubas y José Luis Chilavert, aceptaron participar sin condicionamientos. En síntesis será la primera vez que no debaten públicamente los candidatos a la presidencia de la República.

Lo que sí hay algunas gigantografías de candidatos y propagandas individuales por internet y también descalificaciones a candidatos por la misma vía. Algunos periodistas fueron invitando a las y los diferentes candidatos. Parecería que las dificultades que tuvo o tiene la ANR para financiar la campaña, a partir de las sanciones norteamericanas al presidente del Partido, hizo que los demás no logren dinamizar la campaña electoral. Queda un poco más de un mes para las elecciones del 30 de abril, esperemos que cambie el clima hasta ahora poco electoral.

(artículo publicado el 30 de marzo de 2023 en el Boletín #3)